El caso del jardín materno "Tribilín" sirvió para destapar la olla en Tucumán. En la edición de ayer de LA GACETA algunos padres denunciaron actitudes de maltrato y desatención en las salitas. Pero hoy son los propios docentes los que salen a denunciar que los maternales de la provincia están llenos de irregularidades: la mayoría no trabaja con personal docente, cierran y abren sin ningún control por parte de las autoridades educativas, cuentan con personal en negro y algunos no cumplen con las normas mínimas de salubridad.
"En primer lugar queremos denunciar que los que atienden a los niños no son docentes necesariamente, porque no tienen obligación de presentar en la Junta de Clasificación la documentación que acredite su titulación. Para abrir el establecimiento generalmente se presentan dos docentes titulados, la dueña y otra más, pero el resto es personal en negro, que no es docente, sino que a veces son familiares", destacó la docente Stella Maris Alderete. "Lo que se exige es una habilitación municipal, pero no hay control por parte de Educación", añadió Liliana Rojas, dirigente de Sadop.
"En un principio los jardines maternales estaban bajo la órbita de la Dirección de Comercio. Se abrían y cerraban como un negocio más, sin intervención de Educación. Pero hace dos años, Sadop realizó un trabajo profundo sobre la situación de los establecimientos y su personal y detectaron muchas irregularidades, que se pusieron en manos de las direcciones de nivel", recuerda Stella Maris Gutiérrez. "La propia directora de Nivel Inicial, Patricia Tauber, reconoció que no había hasta ese momento un registro de jardines maternales. Entonces se inició un relevamiento, sólo en la capital, y se hizo un decreto que es insuficiente", añadió.
Sin embargo es muy difícil hacer un registro. "Estos establecimientos abren y cierran como si fueran quioscos, cambian de nombre cada año, cuando tienen problemas con los docentes, y a veces dejan el rubro si la actividad no les resulta redituable; jamás reciben la visita de una supervisora", remarcaron Miguel Asaf, María Elena Collado, Elina Canseco, Mario Dionisi y Roxana Moreno.
Casos que asustan
"En diciembre cerraron un jardín maternal al que iba mi sobrino nieto, en Balcarce entre Mendoza y San Martín, porque tenía problemas con la Municipalidad (ahora los controla la Dipsa)", contó Pedro Ferrán.
"¿Y no se acuerdan del jardín Blancanieves (por el pasaje Miguel Cané al 2.500), donde los padres denunciaban que encerraban a los niños. ¡El maternal se cerró pero todo quedó en nada! ¡Nadie se hizo cargo!", rememoró Paula Merletti.
"En Yerba Buena también hubo denuncias que quedaron en la nada. Hace dos años, dos maestras que trabajaban en el primer piso de uno de los shoppings vinieron al Sadop para denunciar precarización laboral, y conversando nos enteramos de que a los chicos les daban medicamentos para sedarlos. Después el jardín cerró, pero se abrió una guardería de chicos por hora, para que los padres hacieran las compras tranquilos. ¡También estos lugares deberían ser investigados, porque hay niños al cuidado de adultos!", reflexionó. Bernardo Beltrán dice que no le gustaría que el tema del "Tribilín" quede reducido a un problema de violencia escolar. "Es mucho más que eso. Hay un abandono por parte del Estado. No sólo tiene que haber una reglamentación y un control por parte de Educación, sino que también deben crearse espacios maternales en la órbita del Estado", planteó.
"Tribilín" estaba habilitado como jardín maternal y exento de impuestos
La Policía, por orden de la fiscalía de instrucción de San Isidro, allanó el miércoles por la noche el jardín maternal "Tribilín". Se llevó documentación y dos computadoras, en el marco de la causa por presunto maltrato contra los niños que asistían al establecimiento. La Policía debió derribar la puerta para ingresar. En tanto, la directora general de Cultura y Educación bonaerense, Nora de Lucía, abrió un sumario administrativo y separó de sus cargos a las inspectoras regional y distrital de San Isidro mientras dure la investigación. El asesor letrado del jardín, Hernando Sirera, desmintió al intendente de San Isidro, Gustavo Posse, y dijo que el lugar estaba habilitado e inscripto como jardín maternal. Esto fue corroborado por dos concejales de la ciudad, quienes revelaron que el establecimiento estaba exento de pagar las tasas municipales.